30/12/16

¡Salud Año 2017!

Cometemos el error de creer que cada año que termina se acaba todo y se puede empezar de nuevo… Como si un simple número pudiera borrar todo lo hecho y comenzar de cero. Sin embargo, somos de dónde venimos y continuamente nos proyectamos desde el trampolín del pasado. Hasta físicamente somos diferentes a cualquier otro. El aire, el aspecto, el andar, hablar o escuchar remite a todo un pago… El “aire de paisano” no se puede borrar. En el año 1967, en General Alvear las articulaciones de
escuelas rurales eran hechos constantes, reales y participaban en ellas toda la comunidad. A pesar de que la situación económica era mucho más precaria que la actual, las distancias no eran obstáculos, como tampoco los caminos de tierra, ni los autos “viejos” impedían las reuniones. Las quejas no existían y siempre había un motivo para el festejo y la reunión. En esta oportunidad, 21 de septiembre, se reunieron cinco Parajes alvearenses en el casco de la ex estancia “San Salvador del Valle”. Ese lugar, de 226 hectáreas, no había sido adjudicado en la formación de la Colonia porque la Ley de Colonización exige que uno de los lotes quede reservado para “implantar la Escuela del Hogar Agrícola” quedando en propiedad del Ministerio de Asuntos Agrarios. Inicialmente eran 100 hectáreas que fueron consideradas insuficientes para una Escuela, por lo que restaron a los lotes lindantes algunas hectáreas: a Miguel Díaz: 65 hectáreas, a Eliseo Ceci, 45 y a Julio Re, 17 hectáreas para así completar una extensión de 226 hectáreas con destino a la futura Escuela Agraria (hoy sede de la Unidad 14 del Servicio Penitenciario Bonaerense). Los cinco parajes reunidos fueron: “Fortín Esperanza”, “El Chumbeao”, “El Peligro”, “Los Flamencos” y “San Salvador del Valle”. El “Chongo” Digracia se vino con todos desde “El Peligro”: familia y las maestras Elisa Mendiguren de Antelo y Lila Coronel de Sosa; de “Los Flamencos” llegó Elsa Celia Gómez (Pelusa) y de la Escuela 23 del Chumbeao, Irma Migliori y Elba Villaverde. El día precioso acompañó a las familias… El humo de los asados empezó desde temprano… Entre los asadores orgullosos mostrando los costillares se encuentran Miguel Díaz, a la izquierda, con bombacha y su clásica rastra, el “Kiko” Héctor Córdoba con su sombrero chiquito, “Perico” Quincoces siempre con rastra como Díaz; el “Chiquito” Gerónimo Bosso, un hombrón de gran capacidad de trabajo que a pesar de su cojera andaba todo el día arando, rastreando con caballos, alambrando, haciendo ensenadas para los chanchos… En el medio, levantando la botella, don Carlos Tejedor; a su lado, Juan Odilio Amado, empleado del Ministerio de Asuntos Agrarios; Víctor Mengarelli con su hija Miriam y Amaranto Franceschini con su característico chaleco. Atrás se ve parte del galpón de esquila, cerca de la entrada de la cuadra donde estaba el horno de panadería. Una persona es el reflejo de su historia. Es necesario construir y alentar a los más chicos para vivir el presente sin olvidar el pasado que nos da firmeza y seguridad. El “ya fue” no es posible ni aunque hagamos el más grande esfuerzo. Mejor es “acá estoy” con mi valija a cuestas, andando, creciendo, nunca inmóvil. Siempre hay un motivo para recordar y brindar… ¡Salud Año 2017! Foto: De izquierda a derecha: Miguel Díaz, Héctor “Kiko” Córdoba, Pedro “Perico” Quincoces, Gerónimo Bosso, Carlos Tejedor, Juan Odilio Amado, Víctor Mengarelli, Miriam Mengarelli, Amaranto Franceschini (hay dos personas no identificadas). Año 1967 en la Colonia “San Salvador del Valle”, General Alvear, Buenos Aires. LIS SOLE