9/8/17

Los efectos de la felicidad en la salud Un trabajo analizó el impacto del bienestar subjetivo en el organismo.


Nadie tiene claro del todo si es cierto el famoso dicho de ‘el dinero no hace la felicidad’, que nos recuerda que nuestro bienestar emocional no puede depender de bienes materiales, sin embargo, lo que sí
podría haber probado la ciencia es el hecho de que la felicidad contribuye a la salud.
Un estudio, publicado en Applied Psychology: Health and Well-Being, examinó los efectos del bienestar subjetivo -la medida en la que las personas evalúan sus vidas- sobre diversos aspectos de la salud física.
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La teoría de Edward Diener, uno de los autores principales de la investigación y profesor de psicología social de la Universidad de Utah, se basa en que aquellas personas felices o que se sienten bien consigo mismas tenderán a cuidarse más y a llevar comportamientos o estilos de vida saludables como hacer ejercicio, comer bien o dormir las horas necesarias.
Además, el trabajo arroja pruebas de sus efectos beneficiosos sobre los sistemas cardiovascular e inmunológico, en los niveles hormonales e inflamatorios y la aceleración de la cicatrización de heridas.
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Asimismo, se ha relacionado con telómeros más largos, es decir, los extremos de los brazos de un cromosoma, que evita que se adhiera a otros cromosomas y que se acortan con la edad. Por otro lado, aunque no hay pruebas aún concluyentes, los investigadores también asocian un vínculo directo entre el bienestar psicológico y envejecimiento o salud a nivel celular.
Aún así, dado que muchos de estos estudios son observacionales y que hay muchas variables que se escapan a su control, los autores aseguran que hay evidencias suficientemente fuertes como para establecer una relación entre la felicidad, la salud y en su defecto, la longevidad. No obstante, aún queda la incógnita de por qué en unas personas es más evidente que en otras.
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“Es como los cigarrillos: no sabemos por qué algunas personas viven hasta los 100 años a pesar de que fuman, mientras que otras mueren de cáncer a los 50 años y no han probado uno en toda su vida”, sentencia Diener. El profesor y su equipo llevaron a cabo esta investigación a raíz de un estudio de 2015 similar al suyo que no encontró pruebas sobre este hecho, por ello, vieron la necesidad de rebatirlo y defender los efectos de la felicidad.
Diener espera que su investigación pueda convencer a los médicos para que comiencen a controlar las emociones positivas -y no sólo las negativas- durante los exámenes físicos rutinarios, al igual que se pregunta a los pacientes sobre hábitos como el ejercicio, el tabaquismo, hábitos alimenticios y el consumo de alcohol. Aunque considera que, si esto se lleva a cabo, los médicos precisarán orientación sobre cómo intervenir o dónde derivar a los pacientes que reflejen niveles de felicidad bajos.
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Entre las cosas que el experto considera que más nos pueden ayudar a alcanzar la ansiada felicidad y de rebote la salud están “aprender a disfrutar de nuestro trabajo, ser más agradecidos y tener relaciones positivas”.
© La Vanguardia.