4/10/17

TENDENCIA-"Me considero demisexual": el nuevo vocabulario del deseo


Las variantes de las relaciones afectivas, eróticas y amorosas vienen acompañadas de un nuevo léxico. Los millennials y centennials son, en general, quienes se plantean otros formatos y se identifican con estas tipificaciones.
"Me considero demisexual": el nuevo vocabulario del deseo

“Demisexuales” se consideran aquellas personas que no experimentan atracción sexual a menos que formen un vínculo emocional fuerte con alguien.
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En el último tiempo abundan las terminologías para denominar el deseo amoroso (o la ausencia del mismo), los tipos de vínculos que armamos, las relaciones afectivas que establecemos. Las nuevas generaciones buscan romper, desde el lenguaje, con la unicidad del término “sexualidad” que -en en el imaginario colectivo- remite a lo heterosexual y en general monogámico. Así, abrir el abanico de opciones les permite incluir un espectro mayor de formas de establecer contacto y sí, a riesgo de tipificar demasiado y etiquetar todo. Hablar de asexualidad o demisexualidad -si bien sigue siendo un evento extraño para las mayorías- está más habilitado que antes.
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“Demisexuales” se consideran aquellas personas que no experimentan atracción sexual a menos que formen un vínculo emocional fuerte con alguien. Es una orientación que está “a mitad de camino” (demi significa mitad) entre sexual y asexual.
"Me considero demisexual": el nuevo vocabulario del deseo

“La gente suele pensar: primero que no lo entiende; y en segundo lugar que es algo como "puro y bello".

María tiene 33 años, es estudiante de programación en la UTN y cuenta a Entremujeres por qué se considera demisexual: “Supongo que es una forma de comunicarme. No me gusta mucho atarme a etiquetas pero creo que, si bien es muy difícil (y polémica) la definición de demisexual, me gusta usarla. Para mí es una limitación propia más que una elección, pero la considero dentro de un gran espectro (que cambia, se mueve). Dentro de este espectro me considero bastante “demi”, dado que nunca tuve atracción sexual por los cuerpos en general, ni por el porno, ni por la gente casual. Las personas me provocan deseo cuando tengo algún vinculo afectivo (no necesariamente romántico, también puede ser afectivo-amistoso). Creo que la mayor diferencia sería que no puedo sentir ganas sexuales por cuerpos, escenas, películas porno”.


La oferta de sexo es abundante. En las etapas de la juventud, más aún: desde las presiones grupales por tener relaciones sexuales tempranas, hasta la necesidad de llenar la agenda de experiencias, touch and go, "millas sexuales" y variadas. Frente a todo esto, hay un movimiento de la generación millennial y centennial, de resistencia, de rebeldía ante los mandatos –incluso ante aquellos que se plantean como liberadores del cuerpo: la hiper sexualidad-.

Un estudio de Jean Twenge, por ejemplo, afirma que los más jóvenes tienen menos encuentros sexuales que aquellos de la Generación X (1960-1984) y los del Baby Boom (1946-1965). La hiperconexión, el surgimiento de aplicaciones como Happn o Tinder (que distraen la líbido y la disuelven en un chat) y el híper consumo de porno serían algunas de las causas.
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Cuando una persona que se considera "demi" establece ese vínculo emocional con alguien, o de amistad o de enamoramiento romántico, y experimenta un deseo sexual que está dirigido hacia esa persona con la que conectó. “La gente suele pensar: primero que no lo entiende; y en segundo lugar que es algo como "puro y bello". Creo que lo idealizan mucho, cuando en realidad es una limitación”, opina María.


Otras terminologías

Hay otras dos clasificaciones que pueden ser útiles para seguir comprendiendo estos “espectros” de los vínculos.

La “gris-asexualidad” es otra variante: se trata de un concepto a caballo entre la sexualidad y la asexualidad (más cerca de esta última). Las personas que se denominan “gris-asexuales” sienten atracción sexual sólo en circunstancias muy específicas.
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Cuando una persona que se considera demi establece ese vínculo emocional con alguien, o de amistad o de enamoramiento romántico, experimenta un deseo sexual que está dirigido hacia esa persona con la que conectó.

El cuestionamiento al romanticismo, que hemos nombrado en párrafos anteriores, da a luz a otro término: “arrománticos”. Son las personas que no sienten ningún tipo de atracción romántica hacia a ningún sexo. Ellos, además de que naturalmente sienten así, cuestionan la idea de amor romántico que circula en la sociedad: que somos la mitad de una naranja, que sólo hay una fórmula para ser feliz: estar en pareja; según ellos, estas relaciones románticas están basadas en el sometimiento y estarían más cerca de anestesiar a las personas -promoviendo dependencias e idealizaciones- que de promover la libertad individual.

Otro dato a tener en cuenta es que estas opciones no limitan la elección de objeto (sujeto) amoroso a una identidad de género: incluyen a chicos, chicas y personas trans.