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23/8/11

El síndrome “Peter Pan”: los hombres que se niegan a crecer

https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhfLMSx3qENsbEgetrBMvuUrfgUMgHHxbJYfRFWSvlzECKFqt8FQMFS4ySZlY07jXfPtrFi0uxLXzaC6WJdag0wygrovt58uHE50RDTuB4nmFw9xO-XAByTkPkjQ2QVC40cdJ4JdP4RDxAr/s1600/peter-pan.jpgEternamente jóvenes y descomprometidos. También divertidos, seductores, simpáticos y siempre listos para animar fiestas. Pero generan sufrimiento en la vida de pareja porque no pueden armar un proyecto compartido, rechazan cualquier sacrificio y no tienen autocrítica. Son características que describen a hombres –y también a mujeres, aunque en menor proporción– que sufren el llamado síndrome “Peter Pan”. El término fue creado en 1983 por el psicólogo Dan Kiley y reúne las condiciones del personaje aniñado del cuento infantil del escritor escocés James M. Barrie. “Peter Pan” no quiere crecer y disfruta permanentemente las aventuras increíbles en el “País del Nunca Jamás”, habitado por él y la pandilla de los “Niños Perdidos”. Especialistas de la Asociación Psicoanalítica Argentina (APA) consultados por Clarín explican que este personaje admite reflexiones acerca de los procesos de desarrollo y madurez del ser humano.

Las mujeres y hombres “Peter Pan” idealizan la juventud, tienen dificultades para crecer y renunciar a ser hijos para ejercer la función de padres. Se niegan a envejecer: su comportamiento sigue siendo como el de un adolescente. Pueden llegar a la adultez, tener 30, 40, 60 años y más, pero no alcanzan la madurez. Son rebeldes, narcisistas, dependientes y manipuladores; también inseguros y padecen la soledad. Cambian de pareja continuamente y suelen presentar disfunciones sexuales: en general poca actividad sexual y una tendencia a tener una relación amorosa sin erotismo. Además conforman un sector de consumo importante: los hombres mueren por las consolas de juegos, por ejemplo; y las mujeres por la ropa, los tatuajes, los tratamientos rejuvenecedores.
La psicóloga Mónica Cruppi, investigadora de temas de pareja y familia, apunta que según estudios de mercado realizados en EE.UU. los televidentes de entre 18 y 39 años ven el canal de dibujos animados Cartoon Network y son la clientela cautiva de las consolas de videojuegos. “Algunos niños se visten, hablan y actúan como si tuvieran 14, los que han pasado los 28 también. El auge de las industrias de la estética han modelado un adulto que cada vez se parece más a un adolescente. Como dice una corriente psicológica ‘No sólo llevan el niño adentro sino también por fuera’”.

Las necesidades del hombre “Peter Pan” están en primer lugar y suelen ser satisfechas por otra persona. Su núcleo social está formado por gente más joven. Y necesitan mucho afecto. Suelen sufrir crisis de angustia y ansiedad y estados depresivos pasajeros. Los expertos agregan que estos eternos adolescentes esconden un entramado inconsciente intrincado, de angustias, viejos temores y culpas que le impiden asumir responsabilidades adultas.

En el relato del cuento del niño eterno también aparece otro síndrome, el de “Wendy”, que se complementa con el de “Peter Pan”, y que define a las mujeres que actúan como madres de este tipo de hombres. “Hacen todo para evitar el rechazo afectivo de su pareja; tienen la necesidad de ser aceptadas. Sus conductas llevan implícitas un complejo de inferioridad que las lleva a perdonar y a justificar todo, aunque sufran y no les guste”, describe la psicóloga Adriana Guraieb.
“Las Wendys son las mamás que todo lo bancan, entienden, miman y protegen a los hombres que no quieren crecer. En definitiva, logran controlar la vida de la pareja”, añade el psicoanalista Ricardo Rubinstein, autor del libro “Deportes al diván”.