Origen de la palabra “fiaca”
La palabra “fiaca” proviene del genovés (dialecto ligur hablado en Génova, Italia): “fiàcca” o “fiaca”, que significa exactamente pereza, flojera, cansancio, desgano.
Durante la gran inmigración italiana a Argentina (especialmente entre 1880 y 1930), millones de italianos del norte (muchos ligures) llegaron al puerto de Buenos Aires. El genovés fue uno de los dialectos italianos que más influyó en el lunfardo, junto con el napolitano y el siciliano.
En genovés se decía:
“Gh’ò a fiàcca” → “Tengo flojera / Estoy cansado / No tengo ganas”.
Con el tiempo, en Buenos Aires la frase se castellanizó y quedó simplemente como “tener fiaca” o “tener una fiaca tremenda”.
Evolución y uso actual
Originalmente significaba más bien cansancio físico o desganamiento.
Hoy en día se usa casi exclusivamente para pereza, vagancia o falta de voluntad de hacer algo (incluso si la persona está descansada).
Ejemplos típicos:
“Hoy tengo una fiaca que no me puedo mover del sillón”.
“Con este calor me da fiaca salir”.
“No estudió nada, le dio fiaca”.
Otras expresiones relacionadas en el lunfardo
Hay variantes y expresiones derivadas:
“Estar en la fiaca”
“Hacer fiaca” (haraganear)
“Fiaca crónica” (pereza permanente)
En Uruguay también es muy usada, aunque en algunos lugares prefieren “flojera” o “pereza”. En el resto de América Latina casi no se conoce y suena típicamente argentina.