22/6/17

Trabajar con los contenidos inconscientes En la práctica meditativa se aprende a trabajar con lo que anida en lo profundo de nuestra mente

Está en la cultura organizacional de nuestro equipo de mindfulness. Ocurrió en un retiro, hace un par de años, pero quedó guardado como una anécdota graciosa del efecto del inconciente cuando no lo cuidamos con atención plena.



Fue así: estábamos en el último día del retiro meditativo, bastante cansados pero felices de arribar a un cierre muy positivo del trabajo que todo el grupo venía haciendo. Me tocaba guiar una de las últimas prácticas, en posición de sentado y como corolario (como muchas veces hacemos), decidí leer un fragmento muy lindo de un libro escrito por una meditadora, Sharon Salzberg, un clásico de la literatura de mindfulness. El fragmento aludido hablaba del “tormento de la continuidad”, que no era más ni menos que el esfuerzo sostenido de meditar durante muchas horas. Contrariamente a lo que muchos pueden pensar, esta práctica de mucho tiempo no es relajante (o quizás sí al principio), pero con el paso del tiempo es realmente un desafío, no sólo para la resistencia de nuestro cuerpo sino para los “núcleos duros” de nuestra mente. El tema es que cuando mencioné el nombre de la escritora mis compañeras me miraron con curiosidad y hasta cierta actitud maliciosa. Me sorprendió un poco pero continué con la guía del ejercicio hasta el cierre de la actividad.

Una vez afuera de la sala, mis compañeras se acercaron y me increparon: ¿te diste cuenta de lo que dijiste? En lugar de Sharon Salzberg, ¡Sharon Stone!

Trabajar con los contenidos inconcientes

Evidentemente “Sharon Stone” se escapó de mis labios como un lapsus o formación de compromiso (como dice Freud) que evidenciaba el lugar que tenía (¿tiene?) esta actriz en mi vida, especialmente en mi etapa de juventud. Su famosa película “Bajos instintos” atravesó esa etapa y seguramente mis contemporáneos tuvieron una vivencia similar de atracción hacia la blonda actriz.

Es que los contenidos inconcientes anidan en lo profundo de nuestra mente, y, tal como el psicoanálisis afirma, cada tanto gustan de “darse una vuelta” de manera solapada en nuestras expresiones cotidianas.

En la práctica meditativa aprendemos a trabajar con ellos. Sabemos que se presentan en forma de imágenes, recuerdos, anticipaciones e inclusive como sensaciones o emociones pasadas que se reactivan en el presente. Están tapadas en muchos casos pero basta que hagamos silencio, que no los reprimamos y permitamos a nuestra consciencia explorarlos, para que se presenten.

Si bien es importante identificar los contenidos que aparecen, nos interesan especialmente el significado y la funcionalidad que tienen para nosotros. ¿Son evasivos, negadores, expresión de fantasías profundas? ¿por qué empujan para aparecer?

Como somos bondadosos con ellos y no los reprimimos ni nos asustamos con su aparición, vamos generando un proceso de limpieza profunda, similar a la catarsis, pero con una actitud observadora y de aprendizaje que nos permite comprendernos, protegernos y aceptarnos.

Mientras más tiempo permanezcamos en posición meditativa más surgirán los contenidos inconcientes y más liberadora será la práctica que realicemos. Aunque, aclarémoslo bien: no es que busquemos este efecto, en realidad sólo ponemos la intención de observar, de explorar todo lo que aparece, pero es inevitable sentir el alivio de la liberación de ataduras internas. Normalmente estos contenidos están amarrados al deseo profundo y egocéntrico de nuestra mente, por lo que cuando los soltamos crecemos en altruismo y bondad amorosa.

Por eso ahora estoy más atento a la aparición de Sharon Stone y la perseverancia de su figura en mi mente. No estoy seguro de poder olvidarla, pero poco a poco pierde su poder de avidez en mi vida. Y no es poca cosa.

*Martín Reynoso es psicólogo y coordinador de Mindfulness en INECO.