
“Al igual que los chicos más grandes, los bebés registran si un individuo es preciso o impreciso y utilizan esta información para guiar su aprendizaje posterior”, dijo la autora principal del estudio, Diane Poulin-Dubois, del Departamento de Psicología de esa universidad. Más observadores de lo que se piensa, los niños menores de 16 meses son capaces de distinguir lo verdadero de lo falso.