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20/3/12
Etchecopar prestó declaración sobre el violento robo que sufriera junto a su familia en su casa de San Isidro. Lo hizo tres días después de la noche en que los tomaran por rehenes y lo hirieran a él y a su hijo.
“Se me mezclan los momentos y las imágines porque fue lo peor que me pasó en la vida. Pensé que nos mataban a todos, que venían a matar”, subrayó Baby ante los uniformados.
Además, aclaró que “el más joven (de los ladrones) era el peor, el más violento”. “Es un asesino. No dudó en tirarle a mi hijo”, dijo Etchecopar, quien confirmó que podría reconocer a los atacantes si la Justicia así se lo solicita.
La crónica comienza cuando el Baby regresa a su casa y cree que su familia no estaba, o al menos no leventada. “Eran alrededor de las 21:30 del 12 de marzo, regresaba a mi casa, venía de estar en Pepino, me dirigí a la cocina, no vi a nadie y había un pollo al horno. Me puse a comer y observo en un momento una sombra proveniente de un divisorio de la cocina. Siempre es mi mujer, que suele venir cuando llego. Seguí en lo mío”.
Sin embargo, algo pareció alterar la sensación de normalidad: “Tengo dos perros, uno de ellos se acerca de repente a la puerta de la cocina y se pone nervioso. En ese momento veo la forma de una pistola Sig Sauer, conozco de armas, por eso vi la silueta y observo un sujeto de contextura normal, pelo negro. Es la persona que terminó muerta en mi casa”.
“Yo atino a tranquilizarlo, le digo que le voy a dar la plata, le entrego mi reloj y un fajo de billetes. Serían mil y pico que de pesos que tengo agarrados con un prendedor de billetes que tiene el signo pesos, en el frente, y me dice que le dé más plata”.
“Yo intento tranquilizarlo”, insistió Etchecopar, quien recordó que hasta ese momento desconocía dónde estaba el resto de su familia.
“Quería que se vaya. El tipo se pone más violento y me dice ‘tenemos a toda tu familia arriba’. Me encañona y me lleva arriba”.
“Cuando subo la escalera y atravieso el vestidor. Veo a mi hija con la panza de embarazada en la cama, a mi mujer, a mi hijo con la boca rota, arrodillado, con un tipo apuntándole con la pistola, una nueve”.
“Mientras estábamos entrando, el tipo me dice ‘vos tenés buena ropa, tenés un Mercedes, vos tenés plata hijo de puta, entregala o te cojo a tu hija’”.
“En ese momento vi esa escena y me empecé a sentir muy mal. Sabía que en la mesa de luz de al lado de mi cama tenía tres armas: dos glock, una calíbre 9 milímetros, otra calíbre 40; una cargada y otra no; y un 375 Magnum”, precisó el declarante.
Etchecopar sostuvo que su esposa también se mostró conciliadora. “Mi mujer le dice que se quedaran tranquilos y le da plata que saca de una caja de seguridad que hay en el cuarto”.
“Yo empiezo a preocuparme porque los tipos querían más plata. El que tenía apuntando a mi hijo, el más pendejo, estaba sacado. Era el más violento. Incluso, más violento que el tipo más grande que me había apuntado”, comparó el locutor.
“El que estaba conmigo me dice ‘vos tenés plata, largala’, y me apunta al cuello. Efectúa un disparo. Pensé que me había matado, pero el tipo hace un segundo momento. No había salido la bala y la vuelve a cargar”.
“A la par, el más pendejo le decía ‘a esta matala’, por mi mujer. ‘Pegale a las piernas’”, relató.
“Yo, desesperado, me descompenso. Me tiro hacia donde estaban mis armas. Pensé: ‘nos matan a todos’. Mi desesperación era porque estaba toda mi familia en esa habitación”, aclaró Baby.
“Cuando me caigo, empiezo a ponerme como si me faltara el aire. Y mi hijo se desespera, empieza a gritar ‘me matan a mi viejo’, quiere venirse hacia mi lado. Mi hija me toma en sus brazos y, de repente, el pendejo que estaba con él le dispara a mi hijo”.
“Yo, no me preguntes cómo hice, pero llegué a tomar mi arma y empecé a disparar para salvar a mi hijo y al resto de mi familia”. “No sé cuántos disparos hice”.
“De repente cesan los disparos por un segundo. Me acerco hasta donde estaba mi hijo, cerca de la puerta del vestidor. Ahí vuelve la balacera, ya desde la escalera. Me tiraban dos o más. Veo a mi hijo que largaba sangre por la herida del pecho. Imaginate mi desesperación. Y después otro tiro, que le pegan de atrás, creo. Lo tomo en mis brazos. Un disparo me impacta en la mano tratando de que no me maten a mi hijo”, explicó.
Pero “seguían tirando. Volaban los pedazos de pared. Y me pegan en la pierna. Veo que me vuela la pierna con la bota. Me llego a tocar el hueso. Era impresionante cómo me dolía pero quería agarrar a mi hijo que respiraba mal. Pensé que se moría ahí”.
“Los tipos seguían tirando”, repitió. “Hasta que no sé cómo se fueron. Porque cuando yo entré cerré la puerta. Deben haber tomado las llaves para salir, no sé”.
Por otra parte, cuando la Policía le preguntó si vio el auto Mercedes Benz en la puerta manifestó que no. “Por eso pensé que Federico no estaba en casa”, arguyó.
“Tampoco vi otro auto que me llamara la atención. En la puerta, de haberlo visto, me habría dado cuenta. Después supe que debieron correr un auto después de que entré y lo pusieron en la puerta. Tuvo que haber, al menos, un campana. Porque al llegar, ese auto no estaba en la puerta”, agregó.
Respecto a la fisionomía de los delincuentes que logró ver, describió Baby: “el que terminó muerto en mi habitación fue el que me encañonó, el otro que tenía a mi hijo era el más jovencito, de cabello rapado, flaco, y era el más violento; fue el que le pegó el primer tiro a mi hijo”.
“El otro que disparaba desde abajo cuando hieren por segunda vez a mi hijo era más blanco con pelo más largo o de rulos, grandote. Es todo lo que puedo aportar ahora. Se me mezclan los momentos y las imágines porque fue lo peor que me pasó en la vida. Pensé que nos mataban a todos, que venían a matar”.
“El más joven era el peor, el más violento. Es un asesino. No dudó en tirarle a mi hijo”, acusó. Con todo, y consultado si puede reconocer a estas personas llegado el caso que así sea necesario, el locutor sostuvo: “‘sí, los vi a algunos más, obviamente, por la situación que relaté, y a otros menos”.
Finalmente, Etchecopar respondió que no sabría precisar la cantidad de dinero y bienes robados. “Yo les entregué mil y pico con el prendedor y mi reloj, al que terminó muerto. Y después no sé. Por lo que me cuentan, revisaron otros la casa mientras estos estaban con nosotros. Y por eso había más abajo. Si me olvido de algo, le aviso”.
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