
Para comprobarlo, los científicos analizaron dos fuentes fiables de información sobre esta muestra de cariño: el análisis cruzado del estándar cultural y los archivos mundiales de culturas y relaciones humanas presentes en el planeta. Entre ellas se recabaron datos de 168 culturas distintas de Asia, África, América Central, Europa, el Caribe, América del Norte, Oriente Medio, América del Sur y Oceanía, además de entrevistar a diversos etnógrafos especialistas en la materia.
Según el artículo publicado en la revista American Anthropologist, del total analizado encontraron que tan solo el 46% de las sociedades estudiadas se besaban de manera “romántica”, tal y como lo entendemos en España. Por ejemplo, el estudio comprobó que todas las culturas de Oriente Medio se besaban de esta manera, mientras que en América Central no era así de habitual.
El análisis ha encontrado además un curioso vínculo entre los besos y la evolución del ser humano. Como apuntan los investigadores, las sociedades de cazadores recolectores modernos (de manera general, muy grosso modo) tienden a besarse menos, lo que podría indicar que los primeros seres humanos apenas se besaban. O dicho de otra manera, los besos románticos son un invento mucho más moderno de lo que podríamos pensar y una especie de “producto” de la sociedad occidental.
Los besos forman parte de nuestro día a día, pero todavía queda mucho camino por recorrer para conocer su función social, biológica y su evolución junto con el ser humano y las distintas sociedades. ¿Seguiremos besándonos en un futuro cercano, o dejaremos de hacerlo para dar paso a otro tipo de actos de cariño?