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La Anomalía Magnética del Atlántico Sur (AMAS) es una región donde el campo magnético terrestre es significativamente más débil, abarcando partes de Sudamérica, como Argentina y Brasil, y el océano Atlántico Sur. Esta anomalía, estudiada por la NASA desde 1985, permite que partículas solares, como las de tormentas solares, penetren más profundamente en la atmósfera, afectando principalmente a satélites y tecnología espacial. Según Claudio Martínez, divulgador de la Fundación Azara, la AMAS se ha debilitado un 6-8% en las últimas décadas y su forma se ha elongado, volviéndose más ovalada, según datos de la ESA y la NASA.
El campo magnético terrestre actúa como un escudo contra la radiación solar, pero en la AMAS esta protección es menor, lo que genera preocupación en el ámbito espacial y aeronáutico. Satélites en órbita baja, como la Estación Espacial Internacional, pueden sufrir fallos o desconexiones al atravesar esta zona durante tormentas solares. En la aviación, los tripulantes de vuelos frecuentes, como pilotos y azafatas, podrían acumular mayor exposición a radiación cósmica, aunque el riesgo para pasajeros ocasionales es mínimo.
El debilitamiento de la AMAS podría estar relacionado con movimientos de materiales en el núcleo terrestre o, a largo plazo, con una posible inversión de los polos magnéticos, un fenómeno que ha ocurrido en la historia geológica. Aunque no representa un peligro inmediato para la población en superficie, un mayor debilitamiento podría afectar comunicaciones, GPS y redes eléctricas en eventos solares extremos. La NASA y la ESA continúan monitoreando la AMAS para entender su evolución. Por ahora, no hay motivo de alarma, pero el tema es relevante para la tecnología y la aviación.