4/12/09

DE OYENTES


“No hay esperanza donde la corrupción se instala. No habrá paz, donde haya un pueblo sometido y humillado. Y no hay porvenir, donde no esté asegurado el futuro de la Patria”.- Coronel Mohamed Ali Seineldin.


Muchas veces me auto pregunto qué características ideológicas tengo, y mi respuesta siempre ha sido la misma: “me he formado para ser Católico, bien Argentino y de sentimientos firmes”. Con lo cual queda excluida cualquier opción ideológica referida a lo político/partidario.
De todos modos en el transcurso de mi vida se han sucedido ciertos acontecimientos nacionales e históricos que han marcado mi forma de ver las cosas; uno de ellos fue el 3 de Diciembre de 1990 (último pronunciamiento militar).
A veces resulta difícil asociar algunos hechos, sobre todo por su esencia; aunque uno ponga su mejor esfuerzo para que se entienda.

Por estos días es común ver como muchos políticos traicionan sus ideales y hasta en algunos casos renuncian a sus bancas con el solo fin de posicionarse políticamente, otros en tanto, mantuvieron un duro discurso durante su campaña, y ahora han terminado negociando (genuflexión de por medio) con el poder central al que tanto criticaron. Muchos representantes se han acostumbrado a que la mentira, la traición, la búsqueda del lucro personal, y demás cuestiones inherentes a lo anti-ético dentro del ámbito político sea lo más común. Lamentablemente vemos como usan el poder para servirse en detrimento no solo de sus compatriotas, sino de la Nación misma.

Tal vez alguien pueda preguntarse:¿ porque mezclar dos cuestiones completamente opuestas y distantes en formas y tiempos?, por un lado un acontecimiento histórico como lo fue el ultimo pronunciamiento militar, y por el otro, cuestiones propias de la desidia moral (la lucha por el poder político). La diferencia es simple y tiene que ver con “los modelos a seguir” (Hombría de bien).

En los acontecimientos del 3 de Diciembre de 1.990, afloraron ideologías, hechos, actitudes y por sobre todas las cosas, hombres que lo dejaron todo por una causa. Bien podríamos decir que muchos lo perdieron todo por hablar y actuar con la verdad. Es más, estoy convencido que fue el último acontecimiento nacional del cual podemos extraer modelos y ejemplos a seguir. Mientras que en la historieta política diaria del tipo novelesca, uno solo lee, escucha y se asombra con personajes que, cegados por el odio y la avaricia desmedida pretenden convencernos que sus actitudes corresponden al quehacer político tradicional. Existe tanta decadencia que ya nadie puede hablar ó marcar diferencias; hoy día se debe estar del lado de los infieles y sin modelos a seguir, ó ser enemigo del sistema impuesto. A esto debemos sumarle la falta de educación, salud e inseguridad a la que nos han sometido, sin dejar de tener en cuenta que a diario aparecen por las calles nuevos grupos de enmascarados (armados) que ya nadie entiende a que lineamientos políticos pertenecen unos y otros; aunque todos tenemos presente que son hijos (ideológicos) de las políticas de turno.

En fin,...confieso que aunque jamás me hayan hablado de Honor y Dignidad, sólo tuve que detenerme a observar algunas que otras acciones para entender el significado práctico de ambos términos, eso me sirvió para buscar ejemplos y sin duda alguna el 3 de diciembre de 1990 ha dejado huellas, por lo menos para quienes pretendemos encontrar alguna vez dirigentes y políticos dispuestos a luchar por la Patria, tal cual lo hicieron ese puñado de hombres, que, fieles a la verdad, hicieron frente a un sistema político entreguista y perverso -aún presente- sin medir consecuencias personales (vaya ejemplo).

Diego Ferrín. D.N.I: 23.991.345