Como parte del plan de ayuda del Gobierno escocés, la familia que reside en la ciudad de Dundee pasó dos años en una vivienda social al estilo de "Gran Hermano", en la que era constantemente supervisada acerca de qué tipo de comida le daba a sus hijos.
Pero a pesar de ser sujeta a un escrutinio constante, los asistentes sociales consideran que los padres no son capaces de alimentar correctamente a sus hijos y sus malos hábitos hacen que los menores de edad sufran de sobrepeso.
El caso llevó a que grupo defensores de derechos civiles acusaran al Gobierno de Escocia por intromisión en la vida de una familia y por violar los derechos de la pareja en cuestión.