El Prof. Vallortigara y sus colegas mostraron a 43 perros videos de otro perro, ya sea moviendo su cola o sentado quietamente, mientras medían su ritmo cardiaco y monitoreaban sus respuestas físicas. (Sólo mostraron la silueta del animal para evitar su expresión y demás señales distrajeran del movimiento de la cola).
Encontraron que el ritmo cardiaco de los perros aumentaba y mostraban señales de ansiedad cuando el perro proyectado movía su cola hacia la izquierda. Por el contrario, se mantenían relajados, con las orejas flojas y un ritmo cardiaco estable, cuando el perro que miraban movía su cola hacia la derecha. El Prof. Vallortiga no cree que los perros comuniquen concientemente sus emociones a través de la cola, sino que se expresan automáticamente.