En realidad todos soñamos, es más, cada noche tenemos varios sueños, en series de espacios oníricos que pueden llegar a cuatro o cinco ciclos. En realidad, lo que sucede es que no recordamos dichos sueños, esto se puede deber a diversas razones, pero lo concreto es que cada noche tenemos acceso a un variado repertorio de mensajes de nuestro inconsciente.
Uno de los motivos por los cuales no recordamos nuestros sueños, puede deberse a que no despertamos en el momento en que estos se están produciendo, momento conocido como fase RAM, sino que minutos
después. Es por eso que cuando dormimos a sobresaltos, tenemos la aparente sensación de haber soñado más, cuando simplemente se puede deber a que justamente por haber dormido a intervalos, somos más capaces de recordar lo que soñamos.
En la fase RAM del dormir, cuando los sueños se producen, es cuando realmente descansamos y se ha comprobado que una persona privada de la posibilidad de llegar a esa fase presenta serios problemas de concentración y de capacidad de atención.
Entonces, no es que no soñemos, sino más bien que no recordamos lo que soñamos, cosa que se puede revertir con algunas simples técnicas.
Nuestros antepasados solían darle mucha importancia al contenido de los sueños, en la antigua Grecia se consideraba que estos eran mensajes de los dioses. No obstante, no fue hasta Sigdmun Freud que el contenido de los sueños, fue considerado de importancia a la hora de conocer la psicología de una persona.
Aunque en la actualidad, las personas parecen estar cada vez menos interesadas por el contenido de sus sueños, llegando incluso a desvalorizar cualquier intento de dilucidar sus mensajes. Nuestra psiquis no para de producir este importante material. O bien la creación se equivocó y nos otorgó una función psicológica nocturna sin ninguna importancia para nuestra salud psicológica o bien, aún no hemos sido capaces de conectarnos con sus mensajes.
