
Sus autores son un par de psicólogos de la Universidad St. Andrews, que han realizado dos ensayos diferentes para analizar cómo percibimos el atractivo y la inteligencia de otras personas a partir de sus caras.
Según explican en el artículo que han publicado en 'Journal of Experimental Psychology', solemos pensar que las personas con los párpados a medio cerrar y expresiones de tristeza como el ceño fruncido están desanimadas y cansadas, y estos dos últimos factores afectan negativamente al rendimiento cognitivo del cerebro.
Después de analizar las valoraciones de casi 200 personas, tanto adultos como niños y adolescentes, han encontrado que en general tendemos a creer que aquellos que se muestran menos alerta o cabizbajos parecen menos inteligentes que quienes están bien despiertos.
Esto no significa que las personas con aspecto cansado o que manifiestan poco interés no sean listas, sino que no lo transmiten. Por eso, los investigadores aconsejan controlar las expresiones faciales en ciertas situaciones, como una entrevista de trabajo o en clase.