
Ambos llevan un año entrenando para el Mundial.“Hay que hacer las pruebas en tres o cuatro minutos y uno tiene que tener los tiempos incorporados en la cabeza”, explica Levinson. Menos del 10% de los que compiten son mujeres.
Los competidores deben escribir y hablar fluido un idioma extranjero. También deben poder catar destilados, como whisky, vermú y vodka, y otros productos como café, té o aceite de oliva. Las pruebas son en copas negras, por la cata a ciegas. “Mi objetivo principal es aprender más y mejorar”, dice Martín Bruno, que resultó segundo en el país y séptimo en el Panamericano de la especialidad.