
“Nunca había tenido que vender un pueblo”, explicó a AFP el agente inmobiliario John Blacklow, encargado de hallar comprador para este terreno de 145 hectáreas que alberga la localidad de Terraleah, en pleno corazón de la
isla del sur de Australia.
El pueblo fue creado en los años 1920 y 1930 para alojar a 2.000 empleados de una central hidroeléctrica. Pero la automatización de las represas y centrales de Tasmania redujo gradualmente la necesidad de una presencia humana y las infraestructuras de Terraleah se fueron degradando progresivamente.
Julian Homer, un promotor inmobiliario, compró y restauró finalmente el pueblo y sus edificios art-déco.
“Terminó un programa de renovación de 13 años”, explicó Blacklow.