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La decisión estaba tomada por este estadounidense de 70 años. El hombre salió de su casa directo a una sucursal de un banco en Kansas. Le dio a un empleado un papel en el que le advertía que estaba armado y le exigía todo el dinero que tuviera en la caja.
El botín eran alrededor de 3 mil dólares. Pero Ripple no se escapó, todo lo contrario. Se sentó en la puerta de la entidad bancaria y esperó a que llegara la policía. Quería ir a la cárcel, y fue. Lo que había robado le fue devuelto al banco.