11/11/16

La #pregunta del millón: ¿por qué engordás después de los 30?

A lo largo de los años la cintura se ensancha, la ropa te empieza a apretar en lugares que antes no lo hacía, y sin darte cuenta, te tenés que comprar un talle más grande de jean. Aunque te cuides en las comidas, parece inevitable que los años traigan consigo kilos demás.


Pero si querés ganar esa batalla, debés comenzar por saber por qué se produce este aumento, así la lucha no resulta tan frustrante.

La mala alimentación, el sedentarismo, cuestiones genéticas, factores sociales, remedios o desequilibrios hormonales son los principales desencadenantes.

Disminución de los niveles hormonales: con el paso de los años disminuyen de los niveles hormonales generales (el estrógeno, la progesterona, los andrógenos y la hormona de crecimiento) que son esenciales para el mantenimiento de la masa muscular, cuenta la Dra. Teresa Lajo, endocrinóloga y autora del blog drateresalajo.es

A los 30, estos niveles comienzan a descender de forma constante, de manera que a los 65 ya están por debajo de los límites inferiores de normalidad para personas jóvenes y sanas.

La mayor parte de los cambios que se producen con el envejecimiento están relacionados con la hormona del crecimiento. La reducción de la fuerza y de la masa muscular, el aumento de la grasa abdominal o “barriga”, los trastornos del sueño y la depresión.

Inactividad y la pérdida de músculo: con el paso el tiempo, se genera una vida mucho más sedentaria, sea por razones de trabajo o estilo de vida, pasás mucho más tiempo sin activar el cuerpo.

Así que la inactividad, es otra de las causas de que la balanza muestre peores resultados y acumules más calorías en vez de transformarlas en energía. Este problema se ve agravado por la pérdida de músculo: se pierde entre un tres a un cinco por ciento de masa muscular cada década después de los 30, denominado sarcopenia.

Todo este combo suele ir asociado con patologías degenerativas como la artrosis o la osteoporosis, que dificultan hacer deporte.

Más estrés e insomnio: las responsabilidades en aumento provocan tensión y ansiedad. El estrés es uno de los grandes males de este siglo, y puede afectar la capacidad del cuerpo de optimizar el modo en que procesa los nutrientes y alimentos.

Esta intranquilidad puede pesar sobre las horas de sueño y provocar insomnio, algo que también constituye otro factor asociado al aumento de grasa corporal.

Para la Dra. Lajo, la forma de paliar estos efectos es el sentido común. Los buenos hábitos alimentarios son fundamentales, (disminuir el consumo de grasa y azúcares y aumentar el de verduras, frutas).

Hacer más ejercicio, de acuerdo a tu edad y promover una higiene del sueño, y, en muchas ocasiones, asumir que no podés tener el mismo cuerpo ni el mismo talle de pantalón que a los 25 años.

Aceptación, es la palabra clave.