Muchos estudios acerca de la relación entre la ingesta de cafeína y la depresión, especialmente cuando se consumen en café o té, a menudo muestran que la cafeína puede reducir la incidencia de la depresión. Investigaciones realizadas en China entre 1980 y 2015 concluyeron que la depresión relacionada con la cafeína era relativamente baja, afectando a menos del 1% de las personas en todos los casos. También mostraron que el riesgo de depresión como resultado de la ingesta de cafeína cayó cuando los individuos aumentaron su consumo de cafeína al día, evidenciando que el consumo de cafeína y café disminuyó significativamente el riesgo de depresión.
Un análisis de 12 estudios publicado en la revista Molecular Nutrition and Food Research examinó la relación entre la cafeína y la depresión en 346.913 individuos sanos y 8.146 casos de depresión. El estudio concluyó que la cafeína, particularmente la contenida en el café, tenía un efecto protector en la prevención de la depresión.
¿Por qué el café puede ser mejor para reducir el riesgo de depresión que el té?
Básicamente porque algunos de sus componentes pueden contrarrestar los efectos negativos de la depresión. Y es que, aparte de cafeína, el café también contiene ácido clorogénico, ácido ferúlico y ácido cafeico; todos ellos pueden reducir la inflamación de las células nerviosas que tiene lugar en el cerebro con depresión.
Junto con las propiedades antioxidantes naturales de la cafeína, el café puede actuar como un antiinflamatorio en las partes afectadas del cerebro, lo que en suma alivia la angustia causada por la depresión.
Sin embargo, no toda la comunidad científica está de acuerdo en que la cafeína sea un protector eficaz contra la depresión. Muchos dirían que al contrario, puede empeorarla.
Ciertamente, el consumo intenso de café puede dar lugar a algunos síntomas desagradables, como: ansiedad, dolores de cabeza, aumento de la presión arterial, palpitaciones, náuseas o inquietud.