Las ensaladas preparadas que se consiguen en los centros comerciales o en pequeñas tiendas de autoservicio, son una opción saludable y rápida de alimentarse, sin embargo, los efectos podrían ser más perjudiciales que benéficos.
De acuerdo a un estudio de la Universidad de Leicester, Reino Unido, las hojas de lechuga de las ensaladas pueden causar diferentes enfermedades debido a la presencia de salmonella entérica.
La investigación publicada en la revista Applied and Environmental Microbiology, afirma que los jugos liberados de la lechuga dañada, pueden promover la adherencia del patógeno al recipiente plástico de las ensaladas.
Los investigadores explican que los jugos que se producen cuando se condensa la humedad en las bolsas o contendedores, duplican el movimiento de las bacterias salmonella, lo que fomenta la colonización de las hojas.
La observación
Para saber esto, los investigadores refrigeraron ensaladas por cinco días y tras ese periodo, analizaron la cantidad de bacterias de salmonella que se reproducían.
Observaron que de 100 bacterias, se multiplicaron en aproximadamente 100.000, siendo los jugos de las hojas los que más aumentaron su formación.
Asimismo, se descubrió la creación de biolfilms microbianos, los cuales se aferran frecuentemente a las superficies además de que son resistentes al lavado.
Los especialistas añaden que la flora microbiana normal de las hojas de las ensaladas, no respondió a los jugos, lo que indica que los éstos dan a la salmonella una importante ventaja de colonización en comparación con otras bacterias competidoras.
Primrose Freestone, coautora del estudio y profesora asociada en Microbiología Clínica en la Universidad de Leicester, detalla que las ensaladas se cultivan generalmente en campos abiertos donde pueden estar expuestas a la salmonella, a través de insectos, excrementos de aves y estiércol, entre otras fuentes, y si bien los brotes Aunque los brotes son poco frecuentes,representan un problema de salud pública.
Espinacas, principal fuente de atracción de bacterias
Estudios previos habían demostrado que la salmonella se inclina más por las hojas de espinacas y los jugos de su raíz, en donde germina y es imposible que vuelva a salir.
“La Salmonella crece especialmente bien en espinacas. Parece que el patógeno prefiere las espinacas”, dice Freestone.
La profesora concluye que con este estudio, se entenderán mejor los riegos potenciales de consumir las ensaladas congeladas y así reducir la adhesión de la bacteria.
“Este estudio es parte de nuestra investigación en curso que pretende buscar nuevas formas de reducir el riesgo de salmonella que persiste y que crece cuando está presente en las ensaladas empaquetadas”, concluye.
La observación
Para saber esto, los investigadores refrigeraron ensaladas por cinco días y tras ese periodo, analizaron la cantidad de bacterias de salmonella que se reproducían.
Observaron que de 100 bacterias, se multiplicaron en aproximadamente 100.000, siendo los jugos de las hojas los que más aumentaron su formación.
Asimismo, se descubrió la creación de biolfilms microbianos, los cuales se aferran frecuentemente a las superficies además de que son resistentes al lavado.
Los especialistas añaden que la flora microbiana normal de las hojas de las ensaladas, no respondió a los jugos, lo que indica que los éstos dan a la salmonella una importante ventaja de colonización en comparación con otras bacterias competidoras.
Primrose Freestone, coautora del estudio y profesora asociada en Microbiología Clínica en la Universidad de Leicester, detalla que las ensaladas se cultivan generalmente en campos abiertos donde pueden estar expuestas a la salmonella, a través de insectos, excrementos de aves y estiércol, entre otras fuentes, y si bien los brotes Aunque los brotes son poco frecuentes,representan un problema de salud pública.
Espinacas, principal fuente de atracción de bacterias
Estudios previos habían demostrado que la salmonella se inclina más por las hojas de espinacas y los jugos de su raíz, en donde germina y es imposible que vuelva a salir.
“La Salmonella crece especialmente bien en espinacas. Parece que el patógeno prefiere las espinacas”, dice Freestone.
La profesora concluye que con este estudio, se entenderán mejor los riegos potenciales de consumir las ensaladas congeladas y así reducir la adhesión de la bacteria.
“Este estudio es parte de nuestra investigación en curso que pretende buscar nuevas formas de reducir el riesgo de salmonella que persiste y que crece cuando está presente en las ensaladas empaquetadas”, concluye.