26/2/25

El olvido de nombres es un fenómeno cotidiano que genera curiosidad y, a veces, preocupación. ¿Qué significa cuando la memoria nos falla en algo tan básico?

 


 Este tema, explorado por expertos como neurocientíficos y psicólogos, revela que no siempre es motivo de alarma. La memoria humana no funciona como una grabadora precisa, sino como un sistema adaptable influido por la atención, el estrés y el uso frecuente de la información.


Según especialistas, olvidar nombres ocurre porque conectar un rostro con un dato específico requiere esfuerzo mental. Si al conocer a alguien estamos distraídos o no reforzamos ese vínculo, el cerebro lo descarta fácilmente. Esto es más común con la edad, cuando la capacidad de retención se ajusta, priorizando lo esencial. Factores como el cansancio, la ansiedad o la multitarea también juegan un papel, afectando la memoria a corto plazo sin que ello implique un problema grave.
Sin embargo, hay señales que sí deben atenderse. Si los olvidos son constantes, dificultan la rutina o se suman a lagunas sobre eventos recientes, podrían apuntar a algo más serio, como deterioro cognitivo o enfermedades neurodegenerativas. En la mayoría de los casos, no obstante, se trata de una limitación natural del cerebro, no de una patología.
Para contrarrestarlo, se sugieren trucos simples: asociar nombres con imágenes, repetirlos al conocer a alguien o mantener la mente activa con hábitos saludables como dormir bien y leer. Estos refuerzan las conexiones neuronales y mejoran el recuerdo. Un estilo de vida equilibrado es clave para un cerebro sano.