¿Alguna vez has sentido una pequeña descarga al rozar la mano de otra persona, como si una chispa invisible saltara entre ustedes? Esa sensación, que a veces se describe como “transmitir electricidad”, no es magia ni un flechazo cósmico, sino un fenómeno con una explicación científica fascinante: la electricidad estática. En la revista Gente, te contamos por qué ocurre este curioso efecto que puede sorprendernos en el día a día.
La electricidad estática se genera cuando los electrones, las partículas con carga negativa, se acumulan en la superficie de un objeto o una persona. Esto sucede, por ejemplo, al caminar sobre una alfombra, usar ropa de fibras sintéticas o incluso al peinarnos en un día seco. “Nuestro cuerpo actúa como un conductor que almacena estas cargas”, explica el físico Alejandro Gómez, especialista en electrodinámica. Cuando tocamos a alguien que tiene una carga opuesta —o un objeto conductor como una manilla metálica—, los electrones se trasladan rápidamente para equilibrar las cargas, produciendo esa chispa que sentimos como una pequeña descarga.
El fenómeno es más común en ambientes secos, ya que la humedad ayuda a disipar las cargas. Por eso, en invierno o en lugares con calefacción, es más probable que experimentemos estas “chispas” al saludar a alguien o tocar un objeto. Aunque la descarga es inofensiva, puede sorprendernos, e incluso, en raros casos, generar una chispa visible. “Es como un mini relámpago”, añade Gómez, “pero a una escala microscópica”.
Curiosamente, esta electricidad estática también tiene aplicaciones prácticas: desde impresoras láser hasta filtros de aire usan este principio. Pero en nuestra vida cotidiana, sigue siendo esa sorpresa que nos hace sonreír o saltar al sentirla. La próxima vez que sientas esa “electricidad” al tocar a alguien, recuerda: no es amor a primera vista, ¡es pura física! Sin embargo, quién sabe, tal vez esa chispa sea el comienzo de algo más.