APP DE LA 106, PARA ESCUCHAR CON TU CELULAR

APP DE LA 106, PARA ESCUCHAR CON TU CELULAR
INSTALALA DESDE GOOGLE PLAY DALE CLICK A LA IMAGEN O BUSCA "RADIO LA 106 APP"

6/5/25

¿Por qué en Argentina todo crea grietas? La ciencia viene en nuestra ayuda


En Argentina parece que todo divide: la política, el fútbol, los medios, la economía y hasta el tipo de carne que comés. Las famosas "grietas" no son nuevas, pero sí parecen haberse intensificado en los últimos años. ¿Por qué pasa esto? ¿Hay alguna explicación más allá del "así somos los argentinos"? Sí, y varias ciencias ayudan a entenderlo.



Desde la psicología social, se sabe que las personas tienden a juntarse con quienes piensan parecido. Eso refuerza nuestras ideas y hace que rechacemos lo que no encaja. Esto se llama sesgo de confirmación. Además, cuando formamos parte de un grupo (por ejemplo, "peronistas", "liberales", "feministas", etc.), es común que defendamos esas ideas como parte de nuestra identidad. Así, criticar una idea se vuelve casi como un ataque personal.

La historia política argentina también tiene lo suyo. Desde los tiempos de unitarios y federales, pasando por peronistas y antiperonistas, el país ha tenido una lógica de "unos contra otros". Esto se reforzó con liderazgos fuertes y personalistas, como Perón, Alfonsín, los Kirchner o ahora Milei. Son figuras que despiertan pasiones, para bien o para mal, y eso polariza.

La sociología y la economía también aportan algo clave: la desigualdad. En un país con pobreza estructural, crisis económicas recurrentes y falta de oportunidades reales, la frustración se acumula. Y esa bronca necesita un canal. A veces se transforma en debate político, pero muchas veces en enfrentamiento.

Además, vivimos en tiempos donde las redes sociales juegan un papel importante. Algoritmos que nos muestran lo que queremos ver, discusiones eternas en Twitter, y un clima donde gritar vale más que argumentar. Todo esto potencia la grieta.

¿Tiene solución? No es fácil, pero sí posible. Implica fomentar el diálogo real, aceptar que alguien piense distinto sin verlo como enemigo, y trabajar en reducir las causas estructurales del enojo: la injusticia, la falta de laburo, la corrupción.

La grieta no es solo culpa de "los políticos" o "la gente", es un fenómeno colectivo. Entenderla es el primer paso para no vivir atrapados en ella.