 |
Un estudio pionero publicado en *Evolution and Human Behavior* revela que el beso en los labios —definido como contacto boca a boca no agresivo, sin involucrar comida— surgió hace entre 21,5 y 16,9 millones de años en ancestros comunes de los grandes simios. Liderado por la bióloga evolutiva Matilda Brindle de la Universidad de Oxford, el análisis filogenético demuestra que este comportamiento se observa en chimpancés, bonobos, orangutanes y una especie de gorila.
Los investigadores recopilaron datos de literatura científica sobre primates modernos y construyeron un árbol filogenético basado en genética. Usando modelos estadísticos simulados 10 millones de veces, infirieron que ancestros extintos como neandertales también se besaban, e incluso humanos y neandertales podrían haberlo compartido durante su hibridación.
Brindle lo califica como un "enigma evolutivo": pese a riesgos como la transmisión de enfermedades, el beso fortalece vínculos sociales y evalúa parejas, sin ventajas reproductivas claras. No es universal —presente en el 46% de culturas humanas— y podría variar por contextos. "Es un rasgo evolucionado, realmente antiguo. ¿Pero por qué? Ese es el siguiente paso", afirma la autora.
Este hallazgo subraya la flexibilidad comportamental en primates, invitando a más estudios en especies silvestres.
