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La psicología del color analiza cómo los colores influyen en la percepción, emociones y comportamiento humano, combinando factores biológicos (como alertas naturales de peligro en rojo o amarillo) y culturales (simbolismos variables por sociedad). Sus efectos son subjetivos, pero
consistentes en estudios: los colores cálidos (rojo, naranja, amarillo) activan energía, pasión y alerta, elevando el pulso y la adrenalina; los colores fríos (azul, verde) promueven calma, relajación y concentración, reduciendo estrés. Se aplica en marketing (85% de compras dependen del color), diseño, terapia y decoración para modular estados mentales.
