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Un gato en Nueva York saltó desde una ventana de un edificio de 32 pisos y sobrevivió. Recibió tratamiento por un diente astillado y problemas pulmonares, regresando a casa en dos días.
Los gatos destacan por su resistencia a caídas gracias a su espina dorsal flexible y ausencia de clavículas, permitiendo rotaciones aéreas y aterrizajes sobre las patas —un reflejo que surge a las 3-4 semanas y se afina a las siete.
Un estudio de más de 100 caídas (de 2 a 32 pisos) mostró 90% de supervivencia, pese a lesiones. Las heridas crecen hasta el séptimo piso, luego se estabilizan: alcanzan velocidad terminal (100 km/h) tras cinco pisos, extendiéndose como paracaidistas para aterrizar de vientre, lo que protege extremidades pero eleva riesgos torácicos.
En 132 casos analizados, dos tercios necesitaron atención médica; un tercio habría fallecido sin ella.
