El presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, lanzó ayer la licitación para la construcción del Tren de Alta Velocidad (TAV) entre Río de Janeiro y Sao Paulo, una obra calculada en 33.000 millones de reales (unos 18.750 millones de dólares) que comunicará las dos mayores ciudades de Brasil.
El pliego de condiciones de la licitación prevé que los derechos para la construcción, operación y el mantenimiento de la línea durante 40 años serán concedidos a la empresa que se comprometa a cobrar la menor tarifa por el servicio.
Según el pliego, las empresas interesadas podrán inscribirse para una licitación que culminará el 16 de diciembre próximo, cuando serán abiertos los sobres con las propuestas de los ofertantes y escogido el vencedor.
La primera línea férrea para un Tren de Alta Velocidad en América Latina tendrá una extensión de 510,8 kilómetros y alcanzará una velocidad máxima de 350 kilómetros por hora, tendrá paradas en siete estaciones, incluyendo los aeropuertos internacionales de Guarulhos (Sao Paulo), Viracopos (Campinas) y Antonio Carlos Jobim (Río de Janeiro).
"Al comienzo se decía que nadie se interesaría, que nadie presentaría propuesta. Tuve que conversar con mi amigo (José Luis Rodríguez) Zapatero (presidente del Gobierno español) y con mi amigo Nicolas Sarkozy (presidente francés) para mostrar que era algo serio", dijo Lula en el lanzamiento de la licitación.
Hasta ahora empresas de seis países (España, Francia, Alemania, China, Japón y Corea del Sur), todas con experiencia en la operación de trenes de alta velocidad, han manifestado su interés en disputar la licitación.