Se sabe que en el plano futbolístico pocas cosas le duelen más a los brasileros que el cántico: "Brasilero, brasilero, qué amargado se te ve. Maradona es más grande, es más grande que Pelé", porque saben que es verdad. El mejor jugador de todos los tiempos no nació en su país, si no en el vecino, el de la eterna rivalidad. Y ahora encima lo tienen instalado en sus tierras desde hace un mes y por quince días más como mínimo. Hasta que termine el Mundial.
Aprovechan la presencia de Diego en Brasil para hacerlo sentir como uno más y no como la estrella que es. Le dificultan los accesos a los estadios, cuando es que puede ingresar, y lo maltratan en la calle. Pero esto sí que es novedad. En un shopping de Guarujá, localidad paulista, un local ofrece una insólita
remera que habla del dolor más profundo hacia la persona que puso contra las cuerdas al ídolo nacional. Y la cobran 199 reales.
